Si tomaste la decisión de remodelar algún espacio de tu hogar o el exterior de la misma, felicidades, pues es el comienzo de un cambio que puede traerte un estado de ánimo futuro muy positivo. La pregunta es ahora cuándo debes comenzar, pues no basta solo con tener el color decidido, qué tipo de acabado queremos y los materiales de mejor calidad. Hace falta saber decidir cuál es el momento propicio para comenzar esta tarea, para así obtener los resultados que queremos.
Pintar en exteriores claramente es más delicado que hacerlo en interiores, y no todas las épocas del año son recomendables para realizar esta tarea. Hay que tener en cuenta las condiciones climatológicas completas - presentes y futuras - para evitar pasar un mal rato luego, sobretodo cuando se pinta en exteriores. Lo recomendable es esperar a épocas del año que sean frescas y estables a nivel climatológico, evitando cambios bruscos de temperatura y humedad que amenacen con dañar nuestro trabajo.
Temperaturas extremas
No es recomendable pintar si el día está demasiado frío o demasiado caluroso, ya que la pintura colocada en exteriores pudiera no fijarse de la forma deseada a la superficie. Si se va a pintar en interiores el problema es similar pues las temperaturas extremas suelen ralentizar mucho el proceso de secado y hacer muy tedioso el proceso.
Poca humedad, cielo despejado
A nadie se le ocurriría pintar en exteriores si observa que existe una mínima posibilidad de que llueva. Es importante que antes de comenzar verifiques cuál será la situación meteorológica de ese día y los próximos para evitar sorpresas inesperadas que acaben por dañar el trabajo de pintura. También se recomienda abstenerse de pintar si la humedad relativa del ambiente supera el 70%, pues una humedad tan alta afecta la pintura en exteriores y ralentiza el tiempo de secado en interiores.

Cuidado con las corrientes de viento
Aunque el sentido común indica que si el viento es mayor el secado será más rápido, es mejor que no te dejes engañar. La pintura sometida a vientos muy fuertes seca de manera no uniforme, pues la superficie de la misma se seca de forma acelerada mientras lo que está debajo de ella permanece sin secarse. Además, con las fuertes ráfagas de viento se corre el riesgo de que la pintura se termine cuarteando y el acabado final no sea nada satisfactorio, por ello es importante evitar pintar en estas condiciones.
Un consejo de https://www.proyectoencurso.es Presupuestos de reformas y pintura.
Pintar en exteriores claramente es más delicado que hacerlo en interiores, y no todas las épocas del año son recomendables para realizar esta tarea. Hay que tener en cuenta las condiciones climatológicas completas - presentes y futuras - para evitar pasar un mal rato luego, sobretodo cuando se pinta en exteriores. Lo recomendable es esperar a épocas del año que sean frescas y estables a nivel climatológico, evitando cambios bruscos de temperatura y humedad que amenacen con dañar nuestro trabajo.
Temperaturas extremas
No es recomendable pintar si el día está demasiado frío o demasiado caluroso, ya que la pintura colocada en exteriores pudiera no fijarse de la forma deseada a la superficie. Si se va a pintar en interiores el problema es similar pues las temperaturas extremas suelen ralentizar mucho el proceso de secado y hacer muy tedioso el proceso.
Poca humedad, cielo despejado
A nadie se le ocurriría pintar en exteriores si observa que existe una mínima posibilidad de que llueva. Es importante que antes de comenzar verifiques cuál será la situación meteorológica de ese día y los próximos para evitar sorpresas inesperadas que acaben por dañar el trabajo de pintura. También se recomienda abstenerse de pintar si la humedad relativa del ambiente supera el 70%, pues una humedad tan alta afecta la pintura en exteriores y ralentiza el tiempo de secado en interiores.

Cuidado con las corrientes de viento
Aunque el sentido común indica que si el viento es mayor el secado será más rápido, es mejor que no te dejes engañar. La pintura sometida a vientos muy fuertes seca de manera no uniforme, pues la superficie de la misma se seca de forma acelerada mientras lo que está debajo de ella permanece sin secarse. Además, con las fuertes ráfagas de viento se corre el riesgo de que la pintura se termine cuarteando y el acabado final no sea nada satisfactorio, por ello es importante evitar pintar en estas condiciones.